Noche de San Juan en Barcelona |
Un sacerdote, una física, un ingeniero mecánico y un matemático están en el último piso de un edificio en llamas.
La única manera de librarse de morir achicharrados es saltar por la ventana sobre una piscina situada en la azotea del edificio de enfrente, un poco más bajo… pero el salto parece difícil.
El sacerdote se sitúa frente a la ventana, reza y salta. Aterriza en la piscina, a apenas unos centímetros del borde…
La física estima (porque en ese momento no dispone de los medios para medir) la velocidad del viento, la distancia, la diferencia de alturas entre los edificios y, anotando todo sobre la pared, hace cálculos de trayectoria de salto a fin de determinar la velocidad y ángulo de salto iniciales necesarios para aterrizar en medio de la piscina. Toma impulso, salta y cae dentro de la piscina, apenas a unos centímetros del borde…
El ingeniero coge una tabla del suelo, estima su elasticidad, fija la tabla sobre el marco de la ventana y utiliza datos que escribió la física para hacer sus propios cálculos – acaban siendo algo más largos que los de la física y llenan toda una pared –. Finalmente se sitúa sobre la plancha, salta y aterriza en la piscina, apenas a unos centímetros del borde...
El matemático tiene ahora a su disposición los datos de la física y del ingeniero. Comienza a realizar sus propios cálculos… cubre una pared,… dos paredes, … tres paredes, ... finalmente, se coloca sobre la plancha que fijó el ingeniero sobre la ventana y salta … pero ... ¡no se le ve caer! ¿Qué ha sucedido?
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¡Un error en el signo!
Visto en el blog de ZTFNews.org